El HVO (Hydrotreated Vegetable Oil o Aceite Vegetal Hidrotratado) es un biocombustible avanzado de segunda generación que se produce mediante un proceso químico de hidrogenación a alta presión y temperatura.
A diferencia del biodiesel convencional (FAME), este proceso elimina el oxígeno de las moléculas de los aceites, resultando en un hidrocarburo puro y estable. Se fabrica principalmente a partir de materias primas sostenibles como aceites de cocina usados (UCO), grasas animales residuales y aceites de cultivos no alimentarios. Este origen diverso es clave para su sostenibilidad, ya que evita la competencia con la cadena alimentaria y aprovecha flujos de residuos.
El HVO es notable por su versatilidad y puede ser utilizado en una amplia gama de vehículos con motores diésel. Es compatible con la mayoría de los motores diésel modernos (especialmente aquellos homologados para la norma Euro 5 y posteriores), sin necesidad de realizar modificaciones mecánicas. Esto lo hace ideal para flotas de transporte pesado, como camiones, autobuses, vehículos de recogida de residuos y maquinaria agrícola y de construcción. Además, su uso se está extendiendo al transporte marítimo y ferroviario como una opción de descarbonización inmediata.
En Europa, la implementación del HVO está ganando un impulso significativo como pilar clave para la transición energética en el transporte. La Directiva de Energías Renovables (RED II) de la UE incentiva su uso al reconocerlo como un biocombustible avanzado con altas reducciones de emisiones de GEI. Países como Suecia, Finlandia y los Países Bajos son líderes en su adopción, con una red de estaciones de servicio que ya lo ofrecen al público. La estrategia europea se centra en integrarlo en la mezcla de combustibles existente y promoverlo para descarbonizar sectores donde la electrificación es más compleja, como el transporte de larga distancia.
La producción de HVO en Europa está liderada por varias grandes compañías energéticas. Entre los principales productores se encuentran la finlandesa Neste, con sus refinerías en Rotterdam y Porvoo, siendo uno de los mayores productores mundiales. La francesa TotalEnergies y la suiza Avril Group también tienen una capacidad de producción significativa en el continente. Recientemente, la española Repsol ha comenzado a producir HVO en sus complejos industriales, utilizando aceites de cocina usados como materia prima, fortaleciendo así la cadena de suministro en el sur de Europa.
Las ventajas del HVO son múltiples. Medioambientalmente, puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta en un 90% en comparación con el diésel fósil a lo largo de su ciclo de vida. También reduce drásticamente las emisiones de partículas finas (PM) y óxidos de nitrógeno (NOx), mejorando la calidad del aire. Operativamente, su alto índice de cetano mejora el arranque en frío y su mayor estabilidad oxidativa permite un almacenamiento más prolongado sin degradarse, lo que es crucial para flotas y equipos de reserva.
A pesar de su potencial, el HVO enfrenta desafíos para una adopción masiva. El principal es la disponibilidad limitada y el coste de las materias primas sostenibles, lo que puede restringir el volumen de producción y mantener el precio por encima del diésel convencional. El futuro del HVO en Europa dependerá de la expansión de la capacidad de producción, el desarrollo de cadenas de suministro robustas para aceites usados y el apoyo continuo de políticas públicas que prioricen los combustibles renovables en la transición hacia una movilidad completamente descarbonizada.
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