En el mundo del transporte internacional, se consideran mercancías peligrosas aquellos productos que, por sus características, pueden poner en riesgo a las personas, al medio ambiente o a los bienes si no se manipulan correctamente.
Entre ellas se incluyen cosas comunes como la gasolina, los medicamentos, las pinturas, los productos de limpieza, los gases (como el butano), los ácidos, las baterías de litio e incluso los fuegos artificiales .
Estas mercancías se clasifican en 9 categorías principales según el Acuerdo Europeo ADR, que es la normativa que regula su transporte por carretera en España y Europa. Cada clase tiene un número y un símbolo específico que ayuda a identificarlas rápidamente, como la llama para los inflamables o la calavera para las tóxicas .
Podemos ponerle ejemplo para su cultura general a partir de la clasificación de las nueve mercancías peligrosas, establecida por las Normas del Modelo de la ONU que organiza los materiales según la naturaleza del riesgo que presentan durante su transporte.
La Clase 1 incluye explosivos con subdivisiones como riesgo de explosión masiva , proyección, o riesgo mínimo.
La Clase 2 cubre gases, divididos en inflamables, no inflamables y no tóxicos , y tóxicos . La Clase 3 se refiere a líquidos inflamables con puntos de ignición bajos, mientras que la Clase 4 abarca sólidos inflamables, materias de combustión espontánea y peligrosas en contacto con el agua. La Clase 5 incluye materias oxidantes y peróxidos orgánicos, y la Clase 6 materiales venenosos e irritantes. La Clase 7 está dedicada a materiales radioactivos, y la Clase 8 a materiales corrosivos.
La Clase 9, denominada «materias y objetos peligrosos diversos», engloba sustancias que presentan riesgos no cubiertos por las otras clases, como baterías de litio, microorganismos genéticamente modificados, sustancias peligrosas para el medio ambiente y materiales transportados a temperatura elevada.
A diferencia de otras clases, no tiene subdivisiones numéricas, pero se categoriza por tipos específicos, como sustancias que emiten vapores inflamables o que pueden formar dioxinas en incendios. Además, se asignan grupos de embalaje (II para peligrosidad media, III para baja) para gradar su riesgo. Ejemplos comunes incluyen airbags, amianto, hielo seco y balsas salvavidas autoinflables .
Para transportar estas mercancías de forma segura, hay que seguir varias medidas clave. Los vehículos deben estar adaptados y certificados específicamente para este fin, con señalización obligatoria como las placas naranjas en la parte delantera y trasera, que indican el tipo de peligro y el número de identificación de la ONU .
Además, los camiones deben llevar equipos de seguridad como extintores y material para contener derrames. La manipulación durante la carga y descarga debe realizarse con mucho cuidado: el conductor, si no participa directamente, debe mantenerse apartado para evitar riesgos, y siempre se deben verificar que no hay fugas antes de iniciar la marcha .
El embalaje es otra parte crucial. Los envases y embalajes deben estar homologados y ser resistentes para evitar roturas o fugas. Cada bulto debe estar etiquetado con el símbolo de peligro correspondiente y el número ONU, que es como su DNI internacional .
La documentación también es fundamental: el conductor debe llevar siempre la carta de porte con los detalles de la carga, las instrucciones escritas para emergencias y su certificado de formación ADR, que acredita que está capacitado para manejar estos productos . Sin esta documentación, se comete una infracción grave.
En cuanto a horarios y rutas, la normativa española (Real Decreto 97/2014) exige que, siempre que sea posible, se utilicen autopistas o autovías para minimizar el paso por zonas pobladas . Además, hay restricciones de circulación en horas puntas en algunas áreas, y se deben evitar zonas sensibles como reservas de agua o forestales. La planificación de la ruta es esencial para cumplir con estas normas y reducir riesgos .
Todas estas normas de seguridad son obligatorias en España y en la mayoría de los países. El incumplimiento puede acarrear multas graves e incluso responsabilidad penal en caso de accidente. La formación del conductor es clave: debe hacer un curso específico ADR para aprender sobre las características de los productos, cómo manejar emergencias y las buenas prácticas de conducción . Esto no es solo un papel; es una herramienta que ayuda a proteger vidas.
En resumen, transportar mercancías peligrosas requiere atención constante a los detalles: vehículos preparados, embalaje correcto, documentación en orden y rutas bien planificadas. Como conductores experimentados, ya saben que la seguridad es lo primero. Seguir estas normas no es solo una obligación legal, sino un compromiso con la protección de todos en la carretera y el entorno. Con cuidado y conocimiento, se puede realizar este trabajo de forma eficiente y sin incidentes .
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