El mapa de la gasolina en España: grandes diferencias por ciudades y consejos para aliviar el bolsillo

by Marisela Presa

El precio de los combustibles sigue siendo un termómetro de la economía doméstica y un quebradero de cabeza para millones de conductores y transportistas en España. Sin embargo, un análisis de los datos oficiales revela un panorama de extrema variabilidad geográfica. Mientras se observan señales de una cierta estabilización e incluso reducciones en algunas estaciones de servicio, la realidad es que el coste de llenar el depósito sigue dependiendo en gran medida de la ciudad en la que uno se encuentre, con diferencias que pueden superar los 40 céntimos por litro en un mismo combustible.

Al examinar las tarifas, Madrid se erige consistentemente como una de las capitales con los precios más elevados. Por ejemplo, la Gasolina 95 E5 puede alcanzar un precio máximo de 1,709 euros/litro, mientras que la premium 98 E5 llega a los 1,789 euros/litro. En el otro extremo, ciudades como Valencia y Zaragoza presentan algunos de los precios mínimos más competitivos, con la Gasolina 95 E5 rondando los 1,279 euros en Valencia. Para los usuarios de gasóleo, Barcelona y Sevilla ofrecen el precio mínimo más bajo para el Gasóleo A, a 1,199 euros/litro, una notable diferencia frente al máximo de 1,669 euros que se puede encontrar en Madrid.

Estas disparidades no solo afectan al bolsillo del conductor ocasional, sino que suponen un desafío logístico continuo para el sector del transporte. La esperanza de una estabilidad generalizada y bajadas sostenidas es un anhelo colectivo, especialmente para quienes dependen del combustible para su actividad diaria. Ante esta realidad, y mientras los precios no se uniformicen, la estrategia más inmediata pasa por adoptar hábitos de conducción que mitiguen el impacto en el presupuesto.

La Dirección General de Tráfico (DGT) insiste en que una conducción eficiente puede traducirse en un ahorro de hasta 500 euros anuales. Una de las claves es el uso de marchas largas: los motores actuales responden de manera óptima a bajas revoluciones. Se recomienda cambiar a cuarta o quinta marcha antes de alcanzar los 50 km/h. Otra práctica fundamental es la anticipación. Mantener una velocidad constante, levantar el pie del acelerador al ver un obstáculo a lo lejos y evitar frenazos y acelerones bruscos reduce el consumo de forma drástica. Acelerar de forma progresiva en los semáforos, en lugar de buscar una reacción explosiva, ahorra hasta un tercio del combustible en trayectos urbanos.

Más allá de la técnica al volante, otros factores cotidianos influyen poderosamente. El aire acondicionado es un gran demandante de energía; su uso innecesario puede incrementar el consumo entre un 10% y un 20%. Es crucial viajar con las ventanillas cerradas en carretera para no alterar la aerodinámica del vehículo. Asimismo, se debe evitar convertir el maletero en un trastero. Cada kilo de peso extra se paga en la bomba de gasolina, ya que el motor requiere más esfuerzo y, por tanto, más combustible para mover el vehículo.

Finalmente, un elemento mecánico often ignorado: los neumáticos. Circular con una presión tan solo 0,5 bares por debajo de la recomendada aumenta el consumo entre un 2% y un 4%. Mantener la presión correcta no solo ahorra dinero, sino que también alarga la vida útil de los neumáticos. Para un ahorro adicional, los conductores pueden optar por neumáticos de baja resistencia a la rodadura, que pueden reducir el consumo hasta en un 3% sin un coste significativamente mayor. En un contexto de precios volátiles, estas acciones probadas se convierten en la mejor defensa para el bolsillo de los españoles.

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