Conducción nocturna: mayor fluidez, pero máximo riesgo para el transporte de mercancías

by Marisela Presa

Ustedes conoce  a Manuel , ese hombre de gran experiencia, conductor de vehículos de gran porte al que siempre estoy cuestionando sobre los temas mas disimiles.

Nos pusimos a conversar sobre los horarios de manejar, acorde claro está, a su experiencia ante el volante.

Me puso cientos de ejemplos, me dio alternativas. Fijó normas, en fin, casi me hizo un tratado de ventajas y desventajas.

Nos fuimos a las redes, buscamos elementos y alternativas, así como criterio de los conocedores del tema, y al final como dice el dicho, no tenemos una verdad científica, pero si algunos criterios que vamos a compartir.

La conducción diurna o nocturna, como la prefieren , bondades y peligros. Ustedes tienen la última palabra.

La conducción de vehículos de transporte de mercancías por las carreteras españolas presenta un equilibrio complejo entre eficiencia logística y seguridad vial. Entre sus principales bondades, destacan las infraestructuras bien conservadas, como una red de autovías y autopistas extensa que facilita los trayectos de largo recorrido, y la existencia de una red de áreas de descanso y servicios adaptadas a las necesidades de los profesionales del volante. Conducir de día aprovecha al máximo estas ventajas, ofreciendo una visibilidad óptima, tráfico más fluido en vías interurbanas y la plena operatividad de clientes, aduanas y puntos de carga y descarga, lo que agiliza significativamente las operaciones.

Sin embargo, los peligros son inherentes y sustanciales. La fatiga del conductor se erige como el principal enemigo, seguido de cerca por las distracciones y las condiciones meteorológicas adversas, que en España pueden variar bruscamente entre regiones. De noche, si bien el tráfico es menor y las entregas en grandes ciudades son más ágiles debido a las restricciones horarias, los riesgos se multiplican. La visibilidad reducida, la somnolencia y la presencia de fauna salvaje en carreteras secundarias incrementan exponencialmente la probabilidad de sufrir un incidente grave. La convivencia con otros usuarios vulnerables, como turismos o motocicletas que circulan a velocidades inadecuadas, añade otra capa de complejidad.

Respecto a la siniestralidad, los datos en España consistentemente señalan que la franja nocturna, particularmente entre las 2:00 y las 6:00 de la madrugada, y el amanecer son los periodos más críticos para los accidentes de transporte pesado. Este horario coincide con el pico máximo de cansancio fisiológico del ser humano, donde los niveles de alerta descienden drásticamente. Aunque el tráfico es menor, la combinación de oscuridad y fatiga resulta letal. Los accidentes en estas horas, aunque menos frecuentes que en horario diurno debido al menor volumen de vehículos, suelen ser más graves por la mayor velocidad implicada y la dificultad para una asistencia inmediata.

El agotamiento de los conductores no es homogéneo. El punto álgido de fatiga suele producirse en la quinta y sexta hora de conducción ininterrumpida, especialmente si esta se realiza durante la madrugada o después de una jornada completa de trabajo previa sin un descanso reparador. Los turnos nocturnos rompen el ritmo circadiano natural, haciendo que el conductor esté significativamente más agotado a las 4:00 de la madrugada que a las 4: de la tarde, incluso con las mismas horas de sueño. La monotonía de las autopistas y la calma del tráfico nocturno pueden inducir un estado de «hipnosis de carretera», extremadamente peligroso.

La normativa europea y española, recogida en el Reglamento (CE) 561/2006, establece de manera clara y verídica el número óptimo y máximo de horas de conducción para garantizar la seguridad. El límite legal es de 9 horas diarias (ampliable a 10 dos días a la semana) y de 56 horas semanales. Sin embargo, el «óptimo» desde un punto de vista de seguridad y rendimiento suele ser menor. Los expertos recomiendan que ningún periodo de conducción continua supere las 4-4.5 horas sin realizar una pausa de al menos 45 minutos. La jornada total de trabajo (conducción más otras tareas) no debe exceder las 13 horas. Respetar escrupulosamente estos tiempos, utilizando los descansos para dormir de verdad y no solo para esperar, es la clave para una conducción segura.

En conclusión, la conducción diurna en España ofrece un entorno más seguro y operativo para el transporte de mercancías, mientras que la nocturna, aunque tentadora por su fluidez, concentra los mayores riesgos. La clave para mitigar los peligros reside en una gestión logística inteligente que priorice la seguridad sobre la prisa, el estricto cumplimiento de los tiempos de conducción y descanso establecidos por ley, y la autoconciencia del conductor para detectar los primeros signos de fatiga.

La tecnología, como los sistemas de asistencia a la conducción (ADAS) y los tacógrafos inteligentes, son aliados indispensables, pero la responsabilidad final recae en el respeto por las normas y por la vida propia y la ajena.

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