Vehículos Eléctricos en 2025: Mercado, Autonomía y el Desafío de la Recarga

by Marisela Presa

Los veo pasar en silencio. Acostumbrado uno al ruido de su potente motor, tener muy cerquita un vehículo de gran porte todo silencioso, es un espectáculo inimaginable. Ellos, tradicionalmente, han roncado con sus briosos motores; columnas de humo se desprenden de sus escapes, y el olor a petróleo llega hasta la más acostumbrada de las narices.

Pero ese andar silencioso por las grandes ciudades es una garantía para el medio ambiente; para nosotros, los humanos, que hace tanto tiempo estamos conviviendo con esos contaminantes que ponen nubladas las grandes urbes y llenan de hollín a la vegetación.

Los potentes vehículos de petróleo, es verdad, que determinaron en buena medida el desarrollo. Casi no es posible concebir, ver avanzar una economía, que no se sustente sobre un buen sistema de transporte. Pero ha llegado el momento de poner contención a la contaminación ambiental, y los conocedores, los que legislan y los que gobiernan, asumen que es una prioridad. Por ello, la manera en que los vehículos obtienen sus combustibles está transformándose. Los fabricantes ya lo interiorizaron y, aunque es un proceso lento, se van a imponer finalmente.

Uno de estos vehículos que dominarán en el tiempo son los eléctricos.

Los vehículos eléctricos (EV) representan la transición hacia una movilidad más sostenible. A diferencia de los coches de combustión, funcionan con uno o varios motores eléctricos alimentados por energía almacenada en baterías recargables. Sus ventajas son numerosas: emisiones cero durante su uso, una conducción extremadamente silenciosa y suave, una aceleración inmediata y unos costes de mantenimiento significativamente más bajos al no tener aceite, correas o sistemas de escape complejos. Además, su eficiencia energética es muy superior, convirtiendo en movimiento alrededor del 80% de la energía de la batería, frente al 20-30% de un motor térmico.

En el contexto europeo, las marcas más populares y consolidadas en 2025 siguen siendo una combinación entre los fabricantes tradicionales que han hecho una transición agresiva hacia la electrificación y los nuevos actores especializados. Marcas como VolkswagenTesla (especialmente el Model Y y el Model 3), Peugeot (con modelos como el e-208 o el e-2008) y BMW (con su serie i4 e iX) se encuentran entre las más vendidas. También destacan Hyundai y Kia (con sus modelos IONIQ y EV6) por su tecnología innovadora y diseños atractivos, manteniéndose en lo alto de las listas de ventas.

Centrándonos en España, el mercado comparte tendencia con Europa pero con matices. Tesla mantiene una presencia muy fuerte, siendo el Model Y often el vehículo eléctrico más vendido mensualmente. Sin embargo, las marcas generalistas con precios más accesibles tienen una cuota de mercado crucial. Volkswagen y Peugeot son extremadamente populares, seguidos de cerca por Renault (con su Megane E-Tech y el renovado Zoe) y Citroën (con el ë-C4). La española Cupra (con el Born) también es una opción muy recurrente, demostrando que los consumidores españoles buscan un equilibrio entre precio, autonomía y diseño.

La principal desventaja en cuanto a la recarga de las baterías, aunque la infraestructura mejora rápidamente, sigue siendo el tiempo que toma una recarga completa y la disponibilidad de puntos ultrarrápidos en comparación con la inmediatez de repostar combustible. Mientras que llenar un depósito de gasolina lleva minutos, cargar un coche eléctrico, incluso en cargadores rápidos de 150 kW, puede tomar entre 20 y 40 minutos para alcanzar el 80% de la batería. La recarga doméstica en una toma convencional es muy lenta, pudiendo extenderse hasta más de 24 horas, lo que hace casi imprescindible instalar un punto de recarga wallbox en el garaje particular para una experiencia óptima. Y te explico el  wallbox está diseñado específicamente para soportar la alta potencia y el largo tiempo que requiere cargar un coche. Un enchufe doméstico normal no es tan seguro para esto y puede sobrecalentarse, provocando riesgos eléctricos.

Respecto a la autonomía, la tecnología ha avanzado enormemente. En 2025, la mayoría de los modelos nuevos en el mercado medio-alto ofrecen autonomías reales que oscilan entre los 350 y los 600 kilómetros con una carga completa, según el ciclo WLTP (que es el estándar europeo).

Es crucial entender que la autonomía real puede ser un 10-20% menor debido a factores como la velocidad en autopista, el uso de la climatización, la temperatura exterior o la orografía del terreno. No obstante, para el uso diario y la mayoría de los viajes largos planificados, esta autonomía es más que suficiente.

En conclusión, el vehículo eléctrico se ha consolidado como una alternativa real y madura. El mercado europeo y español ofrece una amplia gama de modelos de marcas tanto tradicionales como nuevas, cubriendo diversas necesidades y presupuestos. Aunque el desafío del tiempo de recarga persiste, la creciente red de electrolineras ultrarrápidas y las autonomías cada vez mayores están mitigando esta «ansiedad por el rango». La elección de un vehículo eléctrico depende en gran medida del acceso a una recarga en el domicilio o en el trabajo, pero para un número creciente de conductores, sus ventajas superan claramente sus limitaciones actuales.

En el contexto del transporte de mercancías, los vehículos eléctricos de carga (desde furgonetas hasta camiones pesados) son clave para descarbonizar la logística urbana e interurbana. Marcas como Mercedes-Benz (con su eSprinter y el camión eActros), Volkswagen (con la familia e-Crafter), Ford (e-Transit) y Renault (con su Kangoo E-Tech y el Master E-Tech) lideran el mercado europeo. También emergen actores especializados como Volvo Trucks y Tesla con su Semi, aunque este último aún con una presencia muy limitada. Su principal ventaja operativa en ciudades es el acceso a zonas de bajas emisiones, la reducción de la contaminación acústica y unos costes de energía por kilómetro muy inferiores a los diésel.

La gran desventaja para estos vehículos, aún más crítica que para los de turismos, es la logística de la recarga. La batería de un camión eléctrico es enorme y requiere cargadores de una potencia extremadamente alta (megavatios) para tiempos de parada aceptables, una infraestructura que aún es muy escasa. Además, el peso adicional de las baterías reduce la carga útil permitida, un factor crucial para la rentabilidad del negocio del transporte. Aunque la autonomía para repartos urbanos es más que suficiente, para el transporte de larga distancia sigue siendo un desafío tecnológico y de infraestructura que se espera se resuelva en los próximos años con avances en baterías y la implementación de corredores verdes con cargadores ultrarrápidos.

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